El peligro por el que no debes poner los alimentos en el fondo del frigorífico
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Aunque organizar la nevera nos parezca lo más fácil del mundo, lo cierto es que si queremos hacerlo bien no es tan sencillo. Sabemos lo importante que es conservar adecuadamente los alimentos para que no se estropeen con el paso del tiempo. Por lo tanto, hay algunas cosas que debemos conocer, como por ejemplo que no hay que poner los alimentos al fondo del frigorífico.
Siempre tratamos de optimizar al máximo el espacio, pero el consejo que dan los expertos es que los alimentos no toquen la parte posterior de la nevera. Pero, ¿cuál es la razón? Vamos a tratar de explicarlo de la forma más sencilla posible.
Si ponemos los alimentos al fondo del frigorífico, la temperatura podría verse afectada y, en consecuencia, repercutir en el rendimiento del electrodoméstico. La producción de frío y el reparto homogéneo por todas las baldas e la nevera depende fundamentalmente de las corrientes que se forman entre el aire caliente el aire frío.
Lo que ocurre si ponemos los alimentos totalmente pegados al fondo del frigorífico es que cerramos el paso a las corrientes, de forma que el aire se estanca. ¿El resultado? Algunos alimentos no se enfriarán lo suficiente, mientras que otros estarán demasiado fríos.
Consejos organizar la nevera
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) nos da unos consejos prácticos para organizar el frigorífico según los distintos tipos de alimentos.
La puerta y las baldas superiores debemos utilizarlas para colocar los alimentos que necesitan menos frío: salsas, mermeladas, bebidas, huevos y sobras de comidas cocinadas.
Las baldas intermedias son las mejores para colocar los productos lácteos, como quesos y yogures, y embutidos. Las baldas inferiores son las más frías, así que en ellas lo mejor es colocar alimentos como la carne y el pescado.
Los cajones tienen mayor temperatura y, al estar separados del resto, son perfectos para guardar las frutas y verduras.
Por supuesto, es importante que sepamos qué alimentos no hay que guardar en el frigorífico, sino en la despensa: pan de molde y bollería, miel, chocolate, aceite, café, conservas, encurtidos y especias.
Y, por último, en lo que respecta a la limpieza de la nevera, conviene hacerla al menos dos veces al mes. Aunque le demos un buen uso a este electrodoméstico, es inevitable que se acumule suciedad. Para eliminar malos olores, lo mejor es preparar un recipiente con detergente y un poco de bicarbonato. Empapamos una bayeta en la mezcla, repasamos todas las baldas, paredes y cajones, y secamos.
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